El pasado 16 de septiembre tuvo lugar en Roma el Encuentro de responsables de Movimientos, Asociaciones de fieles laicos, y Nuevas Comunidades. Convocado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida de la Santa Sede, este encuentro habitualmente se celebra con periodicidad anual, aunque el año pasado no pudo realizarse por la pandemia. Gracias a la actualización de datos que ha realizado recientemente el Dicasterio, esta es la primera vez que como Movimiento recibimos invitación directa a participar. Por eso, desde el Consejo General hicimos todo lo posible por estar presentes. Y aunque ya ha pasado un mes desde su celebración, las reflexiones compartidas en él merecen ser interiorizadas y meditadas con calma, porque son una importante brújula para nuestro camino como Movimiento eclesial.
El encuentro se centró en el reciente Decreto promulgado por la Santa Sede para regular la prestación de los servicios de gobierno en nuestras organizaciones laicales. Este Decreto establece unos límites a la duración del ejercicio de los cargos directivos a nivel general -límites que en nuestros Estatutos ya se cumplen a nivel general-. Consciente de la frialdad del lenguaje jurídico que necesariamente debe utilizarse en este tipo de documentos, el Dicasterio quiso explicarnos los fundamentos teológicos y eclesiales que lo justificaban, de una manera más cercana y familiar.
Como se ha difundido ampliamente, el Papa Francisco nos realizó una visita inesperada, que no aparecía incluida en el cronograma del encuentro. Su presencia en medio de nosotros a pesar de estar recién llegado de su viaje apostólico a Budapest y Eslovaquia es un signo claro de la importancia que Francisco quiere dar a los laicos en la vida de la Iglesia y su interés porque seamos fieles a nuestra vocación, a la misión que tenemos encomendada y a nuestra comunión eclesial.
En su extenso discurso de media hora de duración, Francisco quiso reconocer y poner en valor el papel de los laicos y su importante labor evangelizadora en medio de las realidades cotidianas, y agradecer el papel de los Movimientos y Asociaciones de laicos por ser motores que han ayudado a impulsar a los seglares a cumplir con esta misión. Pero también, Francisco nos quiso alertar sobre ciertos peligros y maneras de funcionar que pueden desviarnos de nuestro camino. El principal de ellos es la “autoreferencialidad”. Un Movimiento de seglares es un vehículo, un medio que nos regala el Espíritu para servir a la Iglesia haciendo fructificar el carisma que se nos ha dado. Y si el Movimiento es un medio, no puede ser nuestro fin último: el centro sobre el que gira todo. Utilizando las mismas palabras de Francisco, estar en un Movimiento no puede ser “un viaje turístico” que da vueltas en torno a sí mismo sin entrar a fondo en las realidades descarnadas de la vida. No podemos creer que simplemente por formar parte de uno, somos buenos cristianos. El Movimiento pierde sentido si nos lleva al conformismo, si se convierte en un ente cerrado que no se deja modelar por el Espíritu, que es quien va renovando nuestras formas de hacer y de pensar para dar respuesta a los nuevos desafíos. Y eso nos exige una actitud de constante humildad, docilidad y conversión.
En esta misma línea, es clave que las tareas de coordinación y gobierno dentro de los Movimientos sean entendidas como un verdadero servicio. Porque existen dos grandes tentaciones: el “deseo de poder” -creyéndonos imprescindibles, los únicos capaces de interpretar o desvelar la voluntad del Espíritu sobre nuestros respectivos carismas- y la “deslealtad” -persiguiendo otros intereses particulares distintos al cumplimiento de la voluntad de Dios mediante el servicio a los demás-.
Las ponencias y experiencias presentadas durante toda la jornada abundaron en estas mismas ideas, y explicaron la naturaleza que justificaba el decreto, y la finalidad que se perseguía, así como algunas orientaciones prácticas sobre cómo proceder a su adaptación a nuestras realidades actuales. Es fundamental tener claro que el carisma que sustenta a cada Movimiento y asociación no es propiedad de una persona, sino del Espíritu, que lo ha cedido a todos los que forman el Movimiento para que éste lo ponga al servicio de la misión de la Iglesia. Y es el Espíritu el que debe guiar el camino del Movimiento, inspirando a toda la comunidad los pasos que debe dar y también quiénes deben ser las personas que dinamicen este camino en cada momento concreto. La rotación de las personas que asumen estas tareas de gobierno evita el estancamiento y ayuda a que el Espíritu renueve la vida del Movimiento a través de sus diferentes talentos, que lo enriquecen con nuevas ideas, procedimientos y formas de actuar. Sin duda, lo mucho compartido en el encuentro servirá de mucha ayuda para que todas las Asociaciones de Laicos podamos crecer en coherencia con nuestra vocación, y quienes estamos desempeñando las tareas de coordinación podamos orientar mejor el servicio que estamos prestando.
No quiero dejar de agradecer de corazón la cálida acogida y hospitalidad de la comunidad de la Curia General de los misioneros claretianos. Como siempre, nos ofrecieron generosamente su casa, en una nueva muestra de la fraternidad y del espíritu de familia que compartimos. La oportunidad de poder saludar en persona a los miembros del nuevo Gobierno General, y de mantener un encuentro fraterno con el P. Mathew Vattamatam tras su reelección como Superior General fue un regalo más del Espíritu en este viaje relámpago. Dos días intensos que resultaron de enorme provecho para seguir avanzando en nuestra comunión con la familia claretiana y con la Iglesia.
Miguel Ángel Sosa Hernández
Secretario General
Si quieres consultar el Decreto del Dicasterio, haz click en este enlace:
ESPAÑOL > https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2021/06/11/decre.html
INGLÉS > https://press.vatican.va/content/salastampa/en/bollettino/pubblico/2021/06/11/210611a.html
Y si quieres leer el discurso del Papa Francisco a los Movimientos, haz click en este enlace:
Hace ya un año, las comunidades de SSCC de Sevilla (Bética) vieron la posibilidad de convocar y ofrecer el Movimiento a otras personas allegadas de entorno claretiano, fundamentalmente padres de colegio Claret, que se sentían cercanos al carisma y con inquietud por conocer más. Durante un año se ha estado acompañando a las personas que respondieron a la llamada. Así se ha ido conformando y creciendo un grupo que el pasado fin de semana realizó una convivencia de discernimiento para entrar en el Movimiento el próximo día 24 de octubre, festividad de San Antonio María Claret. Os compartimos su experiencia;
En Quibdó – Colombia, en el marco de la fiesta patronal de San Francisco de Asís, que cada año es multitudinaria, se ha celebrado la Feria Alternativa, Justa y Solidaria en El Convento. Ha sido una bonita experiencia en estos tiempos de pandemia y violencia. Ha tenido muchas limitaciones, pero a pesar de todo, y en medio de una gran alegría, se ha logrado que los grupos vendan algo. Han sido unos días de rifas, bromas, chistes, bailes, incluso el Padre Franciscano Leudo (“Pancho", como le llamamos cariñosamente), que presidió la fiesta, nos vino a visitar a la feria y nos prendió el baile con Martica, nuestra compañera S.C. Fue muy alegre ese momento. El grupo de Seglares Claretianas de Quibdó y otras compañeras han participado activamente en ella y en la organización de la fiesta patronal.
Pero lamentablemente la violencia también ha sido protagonista, no sabemos si los gobernantes de turno podrán controlarla. Esta semana vino la Fiscalía y se llevó un grupo significativo de funcionarios, (dicen que a 20, y que forman parte del gabinete de gobierno), vinculados con la extorsión, las bandas delincuenciales, el narcotráfico, entre otras actividades ilícitas. La situación es muy caótica. A partir de las 6 de la tarde la gente debe estar resguardada en sus casas, pero aun así a algunos los matan en sus casas, o los llevan a otros sitios, igual. Pero la conciencia de los poderosos, de los que asumen el poder de las armas en complicidad con el gobierno, siguen su tarea de exterminio.
Jesús y María, con el Carisma que nos despertó Claret, nos permitan seguir siendo fieles. Con sentimiento evangélico, nuestro compromiso con la VIDA.
Justy Sánchez, sc
Aprovechando la visita fugaz a Roma para participar en el Encuentro de Responsables de Movimientos y Asociaciones de Fieles convocado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el miércoles día 15 de septiembre tuve ocasión de realizar una visita a nuestras queridísimas hermanas del Gobierno General de las Misioneras Claretianas y de la comunidad de la Curia Generalicia.
Hace tiempo que entre los órganos de gobierno de las diferentes ramas de la familia claretiana se respira un sentimiento de familia que se traduce en un espíritu de cordialidad, hermandad y plena confianza. La estrecha relación y los lazos de unión y afecto que se han estado construyendo poco a poco desde hace años han convertido toda ocasión de encuentro en un momento de gracia y de gran gozo. De hecho, desde el mismo momento en que surgió la oportunidad y se pudo concretar una fecha para esta visita, estuvimos anhelando con mucha ilusión el momento de materializarla, para poder expresar en persona nuestro cariño mutuo y disfrutar enormemente de la alegría de estar juntos.
La visita comenzó con un diálogo abierto por la mañana, continuó con un delicioso almuerzo y posteriormente se remató con un paseo por Roma hasta bien entrada la tarde. Y aún así, el tiempo compartido se hizo corto, como suele ocurrir cuando uno se encuentra a gusto y en familia.Tuvimos ocasión de interesarnos mutuamente por la situación actual de nuestras respectivas ramas, nuestra organización, nuestros desafíos, nuestras dificultades... también nuestras singularidades, aquellos rasgos propios que nos ayudan a enriquecer nuestro carisma común. Porque es importante conocernos bien, y también reconocernos y aceptarnos desde las particularidades de cada una de las ramas. Ser familia no consiste en ser iguales, sino en saber complementarnos, apoyarnos mutuamente, poner cada cual sus dones al servicio de nuestra misión común, aceptarnos tal y como somos y aprender cada rama de la experiencia de las demás.
Este construir familia es una preocupación constante de todas las ramas, y por supuesto fue uno de los principales temas de conversación. Compartimos nuestras valoraciones sobre las diferentes iniciativas que ya desarrollamos en común, nuestras reflexiones sobre posibles pasos a dar para seguir avanzando juntos y nuestros sueños sobre cómo seguir explorando caminos para seguir estrechando lazos y crecer como familia. Sobre todos estos asuntos, seguiremos reflexionando junto al resto de ramas en el próximo encuentro de responsables de la familia claretiana, que tendrá lugar el próximo mes de diciembre.
Y en el trasfondo, nuestra preocupación compartida sobre cómo hacer llegar a cada uno de los miembros de nuestras respectivas ramas este mismo espíritu de unidad, complicidad y cordialidad que se está respirando entre los diferentes órganos generales de gobierno de la familia claretiana. Unos lazos de unión, afecto y confianza que, a partir de nuestra sintonía carismática, se han cultivado desde hace años con una relación cercana y una comunicación fluida, fruto de los momentos de encuentro, el acompañamiento mutuo, el apoyo decidido, el trabajo en equipo, y la búsqueda constante de aquellos retos en los que nos sentimos llamados a compartir nuestra misión al servicio de la Iglesia.
No tengo más que palabras de agradecimiento para todas las hermanas de la comunidad de la Curia Generalicia, y muy especialmente a Jolanta, la Superiora General, y a todo el Gobierno General de las misioneras claretianas en pleno: Ana María, Lia, Amilbia, Petro y Cristina. Por su extraordinaria acogida y hospitalidad, por tantas muestras de afecto y cariño... pero sobre todo por la luz y alegría que transmiten, por contagiar energía misionera y por su empeño decidido en servir a Dios y a la Iglesia. Es un auténtico regalo tenerlas a nuestro lado como compañeras de camino. Y en ese mismo camino seguiremos avanzando junto a toda la familia claretiana, con ayuda del Espíritu, y la intercesión de Claret, la Madre París y los fundadores de todas las ramas, compartiendo inquietudes y sueños, sirviendo a la Iglesia en su misión evangelizadora y trabajando juntos en la construcción del Reino.
Miguel Ángel Sosa, sc
Secretario General